Urología Oncológica

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Cáncer de Vejiga

El cáncer de vejiga es el cuarto cáncer más común en hombres después de los de próstata, pulmón y colorrectal y el octavo más común en mujeres. Su incidencia ha aumentado en un 33% en los últimos años. A pesar que es más frecuente en hombres, es más agresivo en mujeres y en personas de raza negra. Puede ocurrir a cualquier edad, incluso en niños pero sus tasas de incidencia y mortalidad están directamente relacionadas con la edad. El promedio de edad al momento del diagnóstico es de 68 años.

Factores de Riesgo

  • Ciertas ocupaciones y ambientes laborales que exponen a los trabajadores a colorantes y sustancias orgánicas parecen aumenta el riesgo de contraer este tipo de cáncer. Otras ocupaciones de riesgo incluyen los peluqueros, los pintores y los camioneros. El riesgo varía dependiendo del tiempo y la intensidad de la exposición.

  • El 70% de las personas que desarrollan este cáncer tienen antecedente de tabaquismo. Los fumadores tienen cuatro veces más riesgo de presentar la enfermedad que los no fumadores. La reducción del riesgo de Cáncer de vejiga tarda 20 años después de dejar de fumar y en quienes no dejan de fumar después del diagnóstico es mayor el riesgo de progresión. Por otra parte la radioterapia pélvica por cáncer de ovario o de cérvix aumenta hasta cuatro veces el riesgo de contraer este tipo de cáncer.

  • En algunos pacientes con esta enfermedad suele ser causada por las sondas permanentes sobre todo en pacientes parapléjicos, al parecer el factor que desencadena esto son las infecciones urinarias crónicas.

Diagnóstico

La mayoría de los pacientes con esta patología presentan un cuadro de hematuria macroscópica indolora, intermitente, pero en casi todos los casos tienen hematuria microscópica, además un porcentaje menor puede presentar síntomas irritativos como disuria, nocturia y frecuencia urinaria.

Algunos de los exámenes que se realizan para confirmar el diagnóstico son:

  • Parcial de orina: casi sin excepción los pacientes con esta patología tienen eritrocitos en el sedimento urinario pero el hecho de no encontrarlos no excluye la repetición del examen ni la solicitud de otras ayudas diagnósticas.

  • Citología Urinaria: esta es la observación de las células malignas en el examen microscópico de la orina, pero la principal limitación es que la positividad depende del grado de diferenciación celular. Para este examen se deben tomar tres muestras (de orina) en diferentes días o una sola muestra por lavado vesical

  • Cistoscopia: a todos los pacientes con sospecha de cáncer de vejiga se les debe realizar este procedimiento que permite identificar el número de lesiones, su aspecto, tamaño y localización.

Tratamiento

El tratamiento depende del tipo de tumor que tenga el paciente. Dentro de los más comunes encontramos:

  • Resección transuretral de vejiga

    Este es un procedimiento diagnóstico así como terapéutico; este se realiza de manera endoscópica y permite hacer un adecuado estudio anatomopatológico (Es el estudio de las características de una muestra de tejido, las cuales nos indican que tipo de enfermedad se padece y, en el caso de tumores, si éstos son benignos o malignos). Por otra parte cabe mencionar que estos tumores son altamente recurrentes, pero el riesgo de progresión varía según su estadio y su grado. En vista de su recurrencia se está utilizando una dosis profiláctica de quimioterapia intravesical intraoperatoria.

  • Terapia intravesical

    Esta terapia puede ser profiláctica o terapéutica, dependiendo del tipo y clase de tumor que esté desarrollando. Generalmente se utilizan esquemas de instilación semanal por seis semanas. Hay diferentes modalidades: quimioterapia, inmunoterapia e inmunomoduladores.

    De los agentes quimioterapéuticos los más utilizados son la Mitomicina C, epirrubicina, doxorrubicina, valrrubicina, con los que se obtiene una respuesta aceptable.

    Por otro lado el agente más utilizado para la inmunoterapia es el Bacilo de Calette-Guérin (BCG), con el que se logra una buena respuesta no sólo porque disminuye el número de recurrencias sino porque también altera el riesgo de progresión, disminuyéndolo y mejora la sobrevida.

    El seguimiento de los pacientes con tumor superficial de la vejiga debe hacerse cada tres meses por los dos primeros años, luego cada seis meses hasta el quinto año y luego anual con citología y cistoscopia. Cirugía

    En el caso de los pacientes en los que el tumor ha invadido el musculo el tratamiento que se realiza es la cistectomía radical o parcial dependiendo los hallazgos del personal médico, en donde se extirpan también los ganglios linfáticos cercanos a la vejiga.

 

Cáncer de próstata

Según las investigaciones realizadas el cáncer de próstata es uno de los tumores más frecuentes en el mundo occidental, siendo reconocido como el tumor maligno más frecuente en hombres mayores de 50 años. Según la Guía de práctica clínica del Ministerio de Protección social, esta enfermedad es reportada como la segunda neoplasia más frecuente en hombres, la tercera patología oncológica más prevalente y la quinta con mayor incidencia alrededor del mundo, aportando el 9.6% de los casos prevalentes y el 11.7% de los casos incidentes, con mayor frecuencia en los países desarrollados.

En Colombia, se estiman entre 6.500 y 8.000 casos nuevos de cáncer de próstata cada año, constituyendo la primera causa de incidencia y de cáncer en la población masculina. Existe mayor riesgo de esta enfermedad en hombres mayores de 60 años. Este se constituye en la segunda causa de mortalidad por cáncer en hombres, después del cáncer de estómago, representando el 15% de las muertes por cáncer, con cerca de 2.400 muertes anuales.

Factores de riesgo

La enfermedad está claramente asociada con la edad, como mencionábamos anteriormente un 70% de los casos se diagnostican en mayores de 65 años; por otra parte este cáncer tiene más incidencia en hombres de raza negra que en otras razas.

Por otra parte, el antecedente familiar de cáncer de próstata es uno de los factores de riesgo mejor identificados: el riesgo es más alto cuando se ha presentado en familiares de primera línea de consanguinidad. El riesgo de padecer la enfermedad aumenta en la medida en que más de un miembro de la familia la haya desarrollado; es así como si el padre tuvo el cáncer de próstata siendo mayor de 60 años el riesgo relativo para el hijo es de un 12%; si el que desarrolla el cáncer es un hermano mayor de 60 años, con el cual se comparte no sólo la carga genética sino también factores ambientales, este riesgo es del 15%. Si el padre la desarrolló siendo menor de 60 años el riesgo sube al 25%. También existe evidencia que apunta hacia factores dietéticos como riesgo para desarrollar la enfermedad: el consumo de grandes cantidades de carnes rojas, grasa de origen animal, grasas saturadas, productos lácteos y calcio, aumentan el riesgo.

Diagnóstico

Para realizar el diagnóstico de esta enfermedad se utilizan dos herramientas principalmente las cuales son el Antígeno prostático específico (PSA) y el tacto rectal.

La enfermedad suele no presentar síntomas en sus etapas iniciales pues habitualmente se origina en la zona periférica de la glándula prostática, lejos de la uretra.

  • PSA: El antígeno prostático es una proteína que se produce por la próstata y tiene un fin en el proceso reproductivo. Sin embargo cuando la próstata está afectada por alguna enfermedad o condición (Cáncer, inflamación, infección o crecimiento) este se puede elevar en el torrente sanguíneo.

    En el ámbito medico se mide su cantidad en sangre y con esto se puede definir si alguna enfermedad está afectando la próstata.

  • Tacto rectal: es una exploración simple y sencilla, permite palpar la superficie de la próstata, consistencia, simetría o asimetría, presencia o no de induraciones, nódulos o irregularidades en la superficie, aumento y alteración de la glándula. Todo esto conllevará a realizar un buen diagnóstico de la patología del paciente.

  • Ultrasonografía y biopsia transrectal de la próstata: dicho examen se realiza cuando el paciente tiene una elevación del PSA o una alteración en el tacto rectal. La Ultrasonografía o Ecografía transrectal permite visualizar la próstata y las vesículas seminales mediante el empleo de sonidos de alta frecuencia (ultrasonidos). Con esta ecografía se pueden detectar algunos tumores situados en el interior de la próstata, así como examinar el estado de las vesículas seminales y su posible afectación en el proceso canceroso. Esta sirve como guía para la realización de biopsias de próstata, permitiendo elegir las áreas de dónde se quieren obtener muestras de tejido para su estudio. La biopsia de próstata constituye una prueba determinante en el diagnóstico del cáncer de próstata.

Tratamiento

Existen diferentes factores para escoger la mejor opción de tratamiento para los pacientes con Cáncer de Próstata. Además de considerar la posibilidad de curación, la escogencia del tratamiento depende de la expectativa de vida, de las comorbilidades, de los posibles efectos colaterales del tratamiento y de la preferencia del paciente.

Las primeras opciones de tratamiento, para la enfermedad localizada, incluyen la prostatectomía radical y la radioterapia en sus dos modalidades que son, la teleterapia y la braquiterapia; por otra parte también la hormonoterapia y el cuidado paliativo. Todo esto de acuerdo a los diferentes factores anteriormente mencionados.

 

Cáncer de Testículo

Los tumores malignos de testículo son raros, esto no quiere decir que no se presenten. La edad en la que este cáncer puede afectar a los hombres es entre los 15 y los 35 años. Este tipo de cáncer es curable en el 95% de los casos si se detecta a tiempo. Para esto los hombres deben realizarse un autoexamen mensual el cual consiste en palparse los testículos con suavidad revisando que no haya nódulos o protuberancias en ellos. Otro signo de alarma es el crecimiento de uno de los testículos o un cambio de consistencia de estos.

Estos tumores se observan principalmente en hombres de raza blanca (el riesgo es 5 veces mayor que en los de raza negra). Aunque su causa es desconocida, se han propuesto teorías sobre influencias hormonales pero lo que parece más claro son las alteraciones genéticas que se ven en estas personas. La incidencia de esta patología o enfermedad es más frecuente en los pacientes con criptorquidia (cuando no bajan los testículos), síndrome de Klinefelter (afección genética que sucede cuando los hombres tienen un cromosoma X extra), trauma testicular y orquitis viral (comúnmente llamado paperas).

Diagnóstico

El cáncer de testículo puede presentarse con la aparición de una masa asintomática, indolora, de tamaño variable, fácil de encontrar en un examen físico de rutina; infortunadamente con frecuencia el paciente acude a la consulta por una masa testicular dolorosa asociada a tumefacción, que varía de tamaño de pocos milímetros a varios centímetros. Estos síntomas pueden ser confundidos con un proceso infeccioso como la orquitis o epididimitis y tratada inicialmente como tal con antiinflamatorios no esteroides y antibióticos, lo que retrasa el diagnóstico, es por esto que se diagnostica en estadios avanzados.

Una masa testicular debe considerarse un tumor hasta que se pruebe lo contrario.

  • Estudios de imagen:

    para generar un diagnóstico como tal de esta patología suelen utilizarse algunos estudios como lo son la ecografía o ultrasonografía testicular la cual se considera una extensión del examen físico y ayuda a confirmar la presencia de masas y a diferenciar estas, esta puede detectar lesiones de 2 a 3mm de diámetro con una sensibilidad cercana al 100%.

  • Marcadores tumorales:

    estos son sustancias producidas por el cuerpo en respuesta al cáncer o por el cáncer mismo, pueden encontrarse en la sangre, la orina, materia fecal y en tejido de tumores o en otros tejidos o líquidos del cuerpo de algunos pacientes con cáncer. Para este tipo de cáncer los marcadores utilizados son Alfafetoproteína (AFP), la Hormona Gonadotropina Coriónica Humana (hCG) y el lactato deshidrogenasa (LDH) estos marcadores le dicen al especialista si hay algún desequilibrio.

Tratamiento

Este depende del estadío o el tipo de tumor que tenga el paciente. La mayoría de los casos se trata con la cirugía orquiectomía radical (cirugía en donde se extirpa o quita el testículo) y luego dependiendo de su evolución si no se nota la mejoría se tiene que hacer un tratamiento coadyuvante, en algunos casos radioterapia o quimioterapia.